Patas de gallo: Qué es, causas y tratamientos

Las patas de gallo son pequeñas arrugas finas y superficiales que se forman en el contorno de los ojos, especialmente visibles al sonreír, reír o realizar gesticulaciones frecuentes. Aparecen porque la piel en esta zona es muy delicada, delgada y frágil, y con el paso del tiempo pierde colágeno, elastina y la capacidad natural de regeneración. Factores como la edad, la exposición solar sin protección, el tabaquismo, el estrés, la contaminación ambiental y ciertos hábitos de vida poco saludables aceleran su desarrollo. Aunque representan un signo natural e inevitable del proceso de envejecimiento, hoy en día existen numerosos tratamientos y cuidados específicos para prevenir su aparición, atenuar su profundidad y suavizarlas, consiguiendo mantener una mirada más luminosa, fresca y visiblemente rejuvenecida

Las patas de gallo aparecen principalmente por la pérdida progresiva de colágeno y elastina en la piel con el paso del tiempo. Esta zona del rostro es especialmente fina, delicada y sensible, lo que la hace más propensa a marcarse con los movimientos faciales repetidos, como sonreír, reírse con intensidad, hablar con expresividad o entrecerrar los ojos frente a la luz. Con los años, estas pequeñas arrugas se vuelven más profundas y permanentes. Además, factores externos como la exposición continua al sol, el estrés cotidiano, el tabaco, la contaminación ambiental, el consumo de alcohol o la falta de hidratación aceleran notablemente su formación. En conjunto, todos estos elementos contribuyen a que las patas de gallo sean uno de los primeros signos visibles del envejecimiento facial